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¿Cómo funciona la custodia compartida?
Antes de entrar de lleno a ver en qué casos se deniega la custodia compartida, es importante entender cómo funciona este sistema.
Este es un régimen de guarda y custodia de los hijos menores de edad, en el que ambos progenitores ejercen de forma conjunta y compartida la responsabilidad de cuidar y educar a los hijos. Para ello, los niños conviven de forma alterna con cada uno de sus padres, en periodos de tiempo que son más o menos iguales.
Las características de este sistema son:
- Los hijos conviven con cada uno de sus progenitores en períodos de tiempo más o menos largos, siguiendo un calendario previamente establecido.
- Ambos padres participan por igual en el proceso de toma de decisiones importantes que afectan a la vida de sus hijos. Por ejemplo, en cuestiones de salud, de educación o actividades extraescolares.
- Es imprescindible que los padres mantengan una comunicación fluida y respetuosa, en beneficio de los hijos.
Para que se establezca una custodia compartida es fundamental que exista una relación cordial entre los progenitores, que haya un vínculo afectivo fuerte entre los hijos y cada uno de sus progenitores y que tanto el padre como la madre tengan capacidad económica, emocional y disponibilidad de tiempo para atender a las necesidades de sus hijos.
Causas legales para denegar la custodia compartida
No siempre que ambas partes o uno de los progenitores solicitan la custodia compartida se concede. Existen una serie de causas recogidas a nivel legal y reconocidas por la jurisprudencia que, en caso de concurrir, aconsejan el establecimiento de una guarda y custodia en exclusiva a uno solo de los padres. Son las siguientes:
Mala relación entre los progenitores
Si la relación entre los padres se caracteriza por un conflicto constante o una incapacidad para comunicarse de manera civilizada, se entiende que esto es perjudicial para el bienestar emocional de los hijos.
La custodia compartida requiere una colaboración estrecha entre los progenitores y, si la relación personal entre ellos es mala, esto acaba generando inestabilidad para los menores. Por eso, en este caso es mejor una custodia exclusiva.
Edad de los niños: lactancia
Los bebés lactantes tienen necesidades específicas que requieren de una atención constante y exclusiva. De ahí que en estos casos lo más común sea que la madre tenga la custodia exclusiva durante los primeros meses de vida del bebé.
Violencia de género o doméstica
La violencia en el hogar, ya sea contra la madre o contra los hijos, pone en riesgo la seguridad física y emocional de los niños. Ante supuestos de este tipo, la legislación establece un sistema de guarda y custodia exclusiva a favor de uno solo de los progenitores, el que no ejerce violencia.
Lo que se busca con ello es sacar a los niños de un entorno violento en el que pueden desarrollar miedo, ansiedad y otros problemas emocionales.
Preferencia del menor
Los niños son tenidos en cuenta a la hora de establecer el régimen de guarda y custodia si tienen madurez suficiente para emitir un juicio de valor y, en todo caso, si son mayores de 12 años.
Esto no quiere decir que el juez deba plegarse a la petición del niño, pero sí la tendrá especialmente en cuenta. Así, si los menores manifiestan que prefieren pasar más tiempo con un progenitor que con otro, se puede acordar una custodia exclusiva.
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Incapacidad de uno de los progenitores para cuidar al menor
La presencia de problemas de salud física o mental en alguno de los progenitores puede ser un obstáculo para que este cuide de forma adecuada de sus hijos. Si esto sucede, lo más recomendable es que se deniegue la custodia compartida y se opte por una guarda y custodia establecida en exclusiva a favor del otro progenitor.
En el caso de adicción de alguno de los padres a sustancias o al alcohol, se entiende que esto también afecta negativamente a su capacidad para cuidar a sus hijos, lo que le incapacita para una custodia compartida o para que se establezca una custodia exclusiva a su favor.
Imposibilidad económica
Al romperse la relación afectiva, uno de los progenitores puede quedar en una situación económica delicada. Si esta es tan complicada que no le permite mantener un hogar adecuado para los hijos, será muy difícil establecer un régimen de custodia compartida.
Por ejemplo, si uno de los progenitores tiene que compartir piso con otras tres personas para poder llegar a fin de mes, será complicado que la autoridad judicial le conceda la custodia compartida de sus hijos.
Dificultad de adaptación del menor
La guarda y custodia siempre busca proteger el interés superior del menor. Por tanto, si los niños muestran una importante dificultad para adaptarse a los constantes cambios que implica una custodia compartida, lo más adecuado sería optar por una guarda exclusiva.
Incompatibilidad laboral
Cuando los horarios laborales de los progenitores son incompatibles con la vida de los niños o muy diferentes entre sí, organizar el calendario de custodia se vuelve muy complicado y resulta más recomendable buscar otras alternativas.
Existencia de un procedimiento penal en el que el progenitor esté siendo investigado
Si la investigación a uno de los progenitores versa sobre un delito que pueda poner en riesgo la seguridad de los hijos, entonces se le puede privar de la custodia y, en algunos casos, se puede llegar a limitar o suspender el ejercicio de la patria potestad.
Distancia geográfica significativa entre los progenitores
Esto provoca una dificultad logística a la hora de llevar a los niños a clase, a las extraescolares, etc. Es una situación que implica mucho tiempo de desplazamiento de un lado a otro y que genera un gran estrés en los menores, por lo que no se considera la más adecuada para su bienestar.
Importancia de los informes psicosociales en la decisión
A la hora de que el juez decida sobre si concede o no la custodia compartida, tiene especialmente en cuenta el informe elaborado por el equipo psicosocial.
Expertos en psicología y trabajadores sociales se encargan de evaluar la situación de los menores y de los padres, así como la dinámica familiar. Con base en lo analizado emiten un informe con recomendaciones sobre cómo debe ser el régimen de custodia.
Su decisión no vincula en ningún caso al juez, pero le sirve de gran ayuda a la hora de tomar una decisión pensando en proteger el interés superior de los menores.
Alternativas cuando se deniega la custodia compartida
En algunos casos se puede optar por una custodia compartida modificada, adaptando el sistema a las circunstancias particulares de cada familia. Por ejemplo, estableciendo períodos de convivencia más largos con uno de los progenitores.
Si la custodia compartida no es viable de ninguna manera, la guarda y custodia se atribuye en exclusiva a uno de los padres. Para el otro progenitor se establece un régimen de visitas que le permitirá mantener el contacto con sus hijos y ser una parte importante de su vida.
En los supuestos en los que el único impedimento para la custodia compartida es la mala relación entre los padres, se pueden buscar soluciones como tomar parte en una terapia familiar e incluso recurrir a la mediación.
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